La parroquia de San Lorenzo, en Barcelona, fue erigida canónicamente el 16 de Junio de 1946, por un decreto del Obispo de Barcelona Mons. Gregorio Modrego Casaus, en el barrio del Eixample, en el cuadrilátero formado por las calles Aragón, Calabria, Provenza y Tarragona.
Inicialmente y de forma provisional se realizó el culto desde 1948 en el Patronato "Jesús Nazareno" de las Hijas de la Caridad de S. Vicente de Paúl de la Avenida de Roma y el despacho parroquial en un local de alquiler de la calle Rocafort. En 1952 se adquirió el solar de la calle Entença 109-111, tocando con el de Aragón, para levantar el complejo parroquial, templo, rectoría y otras dependencias y, en 1954, se colocó la primera piedra de un templo de estilo neogótico, proyectado por Manuel Puig i Janer inspirándose en la Basílica de Lourdes de Violet-le-Duc. La nave lateral izquierda con ábside-hoy capilla del Santísimo-se inauguró en 1956. En 1963 se continuaron las obras del templo con un proyecto totalmente diferente, de unas líneas muy sencillas, con una amplia nave sin columnas de una gran visibilidad y luminosidad natural, y en 1966 el entonces Arzobispo-Obispo de Barcelona Mons. Gregorio Modrego Casaus bendijo e inauguró el templo.El presbiterio bien espacioso, un metro más alto que el pavimento de la nave, presidido por una gran cruz de madera de Flandes de 7 m., acoge el altar mayor de mármol de La Sénia (Tarragona) y dos tallas de madera policromadas de 2,40 m., obras del escultor Josep M ª Subirachs, de 1966 la de la derecha, imagen de S. Lorenzo con las parrillas, y de 1967 la de la izquierda, imagen de la Virgen con el Niño en recuerdo de la proclamación del Papa Pablo VI en el Concilio Vaticano II "María, Madre de la Iglesia".
En 1984 el Cardenal y Arzobispo de Barcelona Narcís Jubany Arnau inauguró la fachada del edificio de obra vista coronada con cruz de hierro forjado y la ampliación de los locales parroquiales. Y en 2000, su sucesor, el Cardenal y Arzobispo Ricard M. Carles bendijo la restauración del templo e inauguró el vitral central de la Capilla del Santísimo, obra de los arquitectos y maestros vidrieros Kesha con motivos eucarísticos, anagrama del Jubileo y escudos del Papa Juan Pablo II y del Arzobispo Carles.
El 7 de febrero de 2009, el P. Abad de Montserrat, Josep M. Soler i Canals, bendijo la capilla dedicada a la veneración de la Santa Imagen de la Virgen, diseñada e iconografiada por el artista Joan Torras Viver.
Fue durante este año, que los espacios litúrgicos del presbiterio quedaron definidos. De los dos púlpitos originales, uno fue transformado en ambón para la proclamación de la Palabra de Dios, y en el lugar del otro se instaló la sede para el sacerdote, de forma estable. La barandilla de este segundo púlpito pasó a formar parte del conjunto dedicado a la Virgen de Montserrat. Detrás del altar, un revestimiento de madera, con asientos para los concelebrantes, destaca la centralidad de la mesa y su lugar principal.
En diciembre de 2010 la artista mallorquina Bárbara Bibiloni Sans pintó el Baptisterio con un retablo donde están representadas las figuras bíblicas que son mencionadas en la oración de bendición del agua bautismal: Creación del mundo, Diluvio, Paso del Mar Rojo, Bautismo de Jesús en el río Jordán y Crucifixión del Señor, del costado abierto del cual brotó sangre y agua. Asimismo, una arqueta, hecha por la propia artista, contiene los santos óleos para los enfermos, para los catecúmenos y el santo crisma.
Durante el tiempo cuaresmal de 2011 se restauraron los cuadros con las catorce estaciones del Vía Crucis, y fueron situados en el lugar del recorrido real que hace la Cruz cada viernes de cuaresma y Viernes Santo.
También durante el año 2011 se incorporó al conjunto de la iglesia una nueva sede penitencial, en sustitución de los antiguos confesionarios, ya muy deteriorados.Durante el 2012, se fijaron en la pared de la nave lateral las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús, en sustitución del anterior, de tamaño demasiado pequeño en proporción al espacio que la acoge, así como la de san Juan Pablo II y el beato Josep Samsó, con las fotografías oficiales que se expusieron a los fieles en la celebración de su canonización y beatificación. De todos es conocida la personalidad del Papa santo, en cambio, quizá convenga decir que el beato Josep Samsó Elías (1887-1936), presbítero de la diócesis de Barcelona, era párroco de Santa María de Mataró cuando le sobrevino la muerte martirial, el día 1 de septiembre. En representación de todos los sacerdotes mártires de nuestra diócesis, hemos querido que su imagen estuviera en nuestra parroquia, a fin de mantener vivo su testimonio, para que sea un estímulo constante a la fidelidad evangélica.
Asimismo, la situación del Sagrado Corazón en medio de los dos beatos, quiere significar que la santidad en la Iglesia y en cada uno de sus miembros brota del Corazón de Cristo, traspasado por nosotros.También de la artista mallorquina Bárbara Bibiloni, hemos incorporado un nuevo sagrario. Del anterior, de formas rectangulares, de tamaño más bien pequeño y situado en un lateral del ábside de la capilla neogótica, hemos pasado a un tabernáculo en forma de iglesia gótica, por razón de armonía con las líneas de la capilla, y situado en el cuerpo central del ábside, para destacar la importancia de la reserva eucarística y de su espacio de oración.
La forma de templo de este sagrario nuevo -en continuidad con la tradición oriental y occidental- hace referencia a que es justamente la Iglesia la que custodia la eucaristía, y que aquella se edifica gracias a la celebración de este sacramento cumbre y la presencia real del Señor en ella. El color usado para su policromía es el cobre, que le da imagen de solidez y serenidad visual, en cambio, en el interior domina el pan de oro, dado que la presencia del Señor reclama la mayor belleza, a la vez que el dorado proyecta, al abrirse las puertas, una iluminación natural desde dentro hacia fuera, recordándonos así que el que permanece en el sagrario es, precisamente, la Luz del mundo.
No deben faltar nunca, al lado del sagrario, flores naturales frescas, que nos recuerden la Vida que contiene y comunica el pan bajado del cielo. Una lámpara de cera natural brilla, día y noche, ante él, como expresión de la oración y adoración de todos los fieles de nuestra comunidad. También una pequeña luz roja indica que, en el sagrario cerrado, está el Cuerpo de Cristo.